Le escribes tantas cosas a su corazón que la tinta china
penetra en la razón, no pretendo estar en sus días, pero si pretendo iluminar
un poco las horas que la noche me permita estremecer entre sus brazos.
Soy quisquillosa y quisiera una dedicatoria, mas sin embargo
me conformo con el olor de su tierra; no
somos espinas en la vida, somos sombras de razonamientos y mieles del ayer.
Disfruto de sus palabras tanto como de un buen cigarrillo acompañado de un buen
trago de alcohol.
Cariñito que nació de admiración, como pretende mi mente
describirte a diario, hablas sobre lo grande que es, en el hospital las horas
se van fugas leyendo 113 palabras de vida, acompáñeme con su mirada y
esculque mi alma.
No quise ser lo que fui, no quiero ser lo que se voy a ser,
pero me encanta jugar al no me importa mas. Entre ramas de mala hierba
encuentro fascinante sus ideas, ese saborcito por la mañana acompañado de rayos
de sol, eso es lo primero que siento y veo cuando despierto en la choza del
pueblo, sin moral, sin vergüenza, sin una pizca de mi en la habitación, perdida
en su ser me roba mi ser.
El don del dar sin esperar,
el sin sabor del te dolerá y la esperanza de un día no extrañar perderse
entre sus piernas, así sin mas, así te das, así te escurres en mi cuerpecito
enchinado de placer y pesadez del saber que no hay futuro ni amorío furtivo.
Solo es lo que es...
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